miércoles, 13 de agosto de 2008

Los límites en la educación de los hijos

Es común encontrarse en la actualidad con padres desorientados en cuanto a la educación que dan a sus hijos debido a que no pueden poner límites a las acciones diarias de los mismos. La incertidumbre social, económica y política también traslada sus efectos al seno familiar y es justamente en la figura de los padres donde se observa la vacilación a la hora de establecer límites. Es verdad que los niños parecen cada vez más despiertos, que tienen contestaciones adultas en muchos casos, pero no siempre son concientes de lo que están diciendo, aún cuando intenten desplegar un razonamiento sobre sus afirmaciones. De tanta información global se pasó a la ignorancia en lo particular. Las quejas de los padres se han incrementado en los últimos tiempos, pero también es necesario reconocer que la falta de tiempo para los hijos tambien se ha incrementado. No se trata tampoco de creer que los padres no tienen ningún tiempo disponible porque están absorvidos por el trabajo o sus actividades diarias. En realidad lo tienen, tal vez un poco más limitado, pero el tiempo para atender a sus hijos lo tienen. No es casual que las consultas a los especialistas se haya incrementado, pues la variada disponibilidad de información en las ciudades hace que para cada inquietud haya una respuesta desde algún lugar. Esto también es una forma de invertir el tiempo que redunde en beneficio de quienes consultan, quienes a su vez intentan ganar mayor tiempo para otras cosas, y es deslindar en alguna medida la responsabilidad de la crianza de sus hijos hacia quienes se suponen deben conocer sobre educación desde lo ideal, cuando en verdad cada padre sabe cuál es su propia realidad. Podemos diseñar estrategias para la evolución y correcto despliegue de las capacidades humanas, pero hay que recordar que los niños son personas en formación, por lo tanto la responsabilidad pasa antes que por cualquier especialidad, por su padres. Son sus padres quienes deberán también ejercitarse en el arte de ser ese Gran Otro para el niño y ser el Gran Otro no significa darle todo lo que pidan, ni dejarlos que hagan todo lo que quieran, ni que contesten lo que se les dé la gana, porque si sus padres se colocan en la posición de receptores pasivos de las influencias del niño, se están colocando en una posición que el niño no alcanza a comprender, se están colocando en la misma posición que uno adopta frente al estado al que le reclama algo. A veces están tan compenetrados en esa posición que se olvidan de ser lo que la vida les posibilitó ser, se olvidan que en el hogar el administrador es el que decide el rumbo que tomará la familia sopesando todas las posibilidades y atendiendo a cada uno de sus integrantes. Y no me estoy refiriendo solo a la figura paterna, que por otro lado merecería un capítulo aparte, me refiriendo a cada jefe de hogar, sea hombre o sea mujer. Un hombre o una mujer que es conciente de sus limitaciones y que comprende bien las necesidades de quienes están bajo su cuidado, y por el ejercicio de una buena comunicación con su familia depende tambien la buena administración del tiempo y de sus efectos; los bienes materiales, los beneficios compartidos con sus seres queridos. Y para esto es necesario conocer el plano psico-socio-ambiental y emocional en el que se desenvuelve la familia para pasar a lo más individual de cada componente y que afecta directamente a los hijos. Existen sencillos consejos que uno no debe olvidar, porque están estrechamente relacionados con los valores fundamentales de la vida, son esos valores que si bien tienen su resonancia en lo social, están establecidos por lo que nos ha precedido siempre, y eso es la vida misma: 1) El ser humano posee una materialidad de su pensamiento, y ese es el lenguaje. Uselo de manera apropiada. Recuerde que la conversación es la posibilidad de los seres humanos de poder modificar las cosas. 2) Explique los motivos desde la verdad y de modo que pueda ser comprendida de acuerdo a la edad de sus hijos, no desde la mentira que ni usted se la cree. 3) Si sus hijos preguntan algo, es porque están empezando a capacitarse para cuestionar y comprender. 4) No confunda "autoridad" con "autoritarismo". La autoridad se ejerce desde la seguridad en lo que uno hace basándose en la confianza y la creatividad, además posibilita transferir al otro tambien confianza y creatividad en el desarrollo. En cambio el autoritarismo se basa en la desconfianza y cercena la creatividad de los demás. 5) Sea congruente entre lo que dice y lo que hace. Si muestra contradicción entre el decir y el hacer está sentando una causa de la cual verá en los más pequeños sus efectos. 6) No administre castigos físicos. 7) Poner límites tambien supone una renuncia que redundará en un buen ejercicio de la libertad, sepa tambien usted renunciar a ciertas cosas sin lamentos para que esa posibilidad tambien pueda ser aceptada por quienes verán en usted un ejemplo.Recuerde que la libertad se ejerce desde lo que uno es y desde lo que se tiene, no desde lo que no se es y desde lo que no se tiene, pues de lo contrario caemos en la ilusiones de las falsas expectativas que solo conducen a la desilusión y a la angustia.El mal comportamiento de los niños, es un síntoma, es señal de que algo no anda bien, y como todo buenos padres que se preocupan por ellos, es una saludable señal, reconocer que hay cambios que se deben hacer en la educación, cuidado y puesta de límites en ellos, pero para que esto sea posible, deben reformularse algunas cosas en nosotros mismos, pues no olvidemos que los niños son personas en formación y dependen de nuestras subjetivas conductas en el hogar, de cómo ellos se formarán. © Miguel Angel Arcel Consultor Psicológico (Counselor) Esp. Desarrollo Personal Sexología Educativa (UBA) Sexología Clínica (UBA) marce@clinicamente.com.ar
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Investigado por psp Analía Armas, Mara Castillo y Bibiana Cocuccio